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Cuatro ingredientes esenciales, Parte II
Visión Artística: Orquesta Filarmónica de Bogotá


La Orquesta Filarmónica en el Jorge Eliécer Gaitán

Los cuatro ingredientes esenciales en el triunfo orquestal según Jack McAuliffe, vice-presidente de la Liga Americana de Orquestas (ASOL) son: visión artística, una sólida junta directiva, musicalidad de los instrumentistas y administración profesional. Esta es la segunda de ocho entradas en las que compararé a las dos orquestas usando cada punto y la descripción que hace Jack McAuliffe de ellos.

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Visión Artí­stica: debe ser clara e inspirada, involucrando lo que la orquesta toca y cómo lo toca. "Esta es usualmente una responsabilidad del director musical", dice McAuliffe.

Orquesta Filarmónica: visión artística
Reemplazando en la dirección artística a Francisco Rettig, quien se retiró en el 2003, está Irwin Hoffman, director de la Orquesta Sinfónica de Colombia hasta su liquidación en el 2002. Su objetivo artístico ahora en la Filarmónica es desconocido, especialmente si se tiene en cuenta que siempre fue muy claro que el interés de Rettig fue llevar a la Orquesta a un nivel que le permitiera abordar las grandes obras de la literatura, como de hecho se hizo (Mahler, Bartók, Stravinsky, Bruckner, Hindemith, Messiaen, etc.). Es decir, la visión artística era desarrollar el gran repertorio sinfónico del siglo XX.

Se debe aplaudir el que la temporada 2005 haya empezado a incluir diversos ciclos (Virtuosos, Clásicos del Siglo XX, Festival de nuevas músicas latinoamericanas, Grandes compositores, etc.) pues esto le puede dar mayor coherencia hacia afuera. Sin embargo, no es claro cuánto dura cada ciclo ni si los conciertos de cada ciclo corresponden a una asignación precisa (i.e. Grandes virtuosos = primer concierto de cada mes), lo cual da la extraña sensación de que la programación se realiza por comité (yo quiero que hagamos Brahms, yo quiero que hagamos música latinoamericana, etc.). Así mismo, poco se sabe de su programación pasada la primera mitad del año, cosa que impide tener una perspectiva más amplia de su posible impacto. La claridad de la estructura de la programación es lo que, en últimas, permite entender cuál es la visión y cuál es la oferta artística de la Orquesta para el público.

Hay un punto preocupante y es que parece que la Orquesta está cayendo a veces en populismos formulados para atraer público a expensas de la coherencia, la disciplina y el decoro escénico de la misma; el año pasado presentó un programa para el cumpleaños de Bogotá en donde tocó el último movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven como si los primeros movimientos fueran un insufrible estorbo. Se nota también una tendencia a poner la Orquesta a disposición de cualquier evento público o masivo así esto interfiera con el desarrollo de sus actividades y por ende en la calidad de sus presentaciones y la gestión de las mismas. Ejemplos de ello son el cambio de horarios de ensayos para que la Orquesta pudiera tocar en la inauguración de una biblioteca en un parque de la ciudad, cambios en el horario de un concierto en el León de Greiff para que la Orquesta pudiera inaugurar los Juegos Nacionales y la inclusión de dos programas diferentes en una semana para poder realizar tres conciertos, uno privado y dos públicos, resultando en una presentación en el Club El Nogal que, según me enteré, fue poco decorosa. Para quienes estamos por fuera de la entidad esto da la imagen de que para la Orquesta es más importante el protocolo y la figuración política que la consistencia de sus contenidos y su calidad.

Esto no significa que no haya excelentes programas con excelentes directores y solistas. También se debe aplaudir la programación de un concierto adicional a la semana en el Auditorio Fabio Lozano, a pesar de que la orquesta escasamente cabe en el escenario. Así mismo, al contrario de la Orquesta Sinfónica, la Filarmónica tiende a interpretar la mayoría del tiempo repertorio sinfónico universal y esto le da una mayor calidad y uniformidad a su sonido. A mí de todas maneras me preocupa que no haya una visión clara y definida que le prescriba una disciplina de trabajo a la Orquesta, pues si bien ésta aún mantiene una buena calidad en su sonido, el trabajo minucioso parece estar perdiéndose a pasos acelerados, afectando la segunda cláusula de la definición de visión artí­stica: cómo toca lo que toca.

PD
La Orquesta Sinfónica de Chicago le ha ofrecido a Riccardo Muti el puesto que pronto abandonará Daniel Barenboim como director principal. Además, Muti se ha comrometido con la Filarmónica de Nueva York a dirigir cuatro conciertos en cada uno de los próximos tres años. Como dirían los gringos... "Italy's loss".

Actualización
Ahora resulta que la Sinfónica de Chicago niega haberle ofrecido el puesto a Muti. ¿O sería que una impertinencia de Muti hizo que otros candidatos se p'atrasearan?

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