El video de este "pelaito" en YouTube ha sido comentado en Radio Pública de Estados Unidos, en el New York Times y quién sabe en donde más. La razón es que tiene descrestada a mucha gente por su virtuosismo en la guitarra. Pero quizás, más que eso, su fama se deba a que lo que interpreta es un arreglo del Kanon de Pachelbel para guitarra eléctrica.
En el rock ha habido -y hay aún- un nicho que es el del guitarrista virtuoso. Grandes exponentes del género incluyen a Joe Satriani, Steve Vai, Yngwie Malmstein, Eric Johnson, y John Petrucci, entre otros. Es curioso que con una historia larga - más o menos desde los 80s, con múltiples grabaciones en el mercado, con millones de fans en todo el mundo, sea el "pelaito" (Jeong-Hyun Lim o funtwo, por su nombre en YouTube) quien ha logrado captar toda esta atención.
Si bien funtwo es muy bueno, la verdad es que no es nada del otro mundo para quienes han sido seguidores del rock virtuoso. Es además un tipo de virtuosismo que se ve en otros videos de YouTube. Creo que la fama de funtwo tiene que ver con dos cosas que por sí solas no tendrían tanto impacto pero que juntas capturan nuestro asombro y aceptación: el virtuosismo en la guitarra eléctrica y el famosos Kanon de Pachelbel.
¿Qué nos dice esto? ¿Será que es hora de que nos reinventemos el repertorio clásico? ¿Debemos potenciarlo con nuevos arreglos, nuevas instrumentaciones? ¿Será que sólo así lograremos pellizcarle la curiosidad al público para que éste se acuerde de un repertorio que le pertenece pero que poco usa?
Comentarios
El repertorio clásico es un invento del s. XIX, cuya idea es básicamente esto es bueno, esto no. No creo que una nueva serie de arreglos sea necesaria para revivir el interés en el repertorio clásico. La consecuencia de este pensamiento es música como los medleys de Luis Cobos, que lo que hacen es divinizar ciertas piezas (estilo el Canon) para las masas. Eso no es revivir el interés en el repertorio, sino vender algunas cositas... No resulta muy productivo revivir a Pachelbel o a Schönberg o a Mozart con guitarras eléctricas.
Lo que se necesita es que la gente aprenda a oír música, que se limpie los oídos, que disfrute. No que se le diga cómo seleccionar repertorios de lo que es 'bueno' o 'culto', que es lo que hacen la mayoría de cursos de apreciación musical.
Lastimosamente en este siglo la educación ha dejado de lado a todas las artes en general y cada vez es más difícil encontrar gente que "escuche" música - oir lo hacen muchos; escuchar, muy pocos.
Murray Schaffer dice algo así en 'El rinoceronte en el aula': La única manera de hacer una revolución educativa es haciéndola.
Así que hay que hacerla. Hasta hay de donde agarrarse, ya mucha gente se ha dedicado a esto de oír-escuchar de manera seria.
No creo que únicamente debamos restringirnos a la música, sino al sonido y al entorno sonoro... así sí nos podemos acercar -me parece- de una manera más íntima a la música-música que fue hecha con intención de ser música.
Dos ejemplos de gente que se ha dedicado a enseñar a oir son al ya mencionado Robert Murray Schaffer, fundador del World Soundscape Project (se podría incluir a sus discípulos como Barry Truax y Hildegard Westerkamp, pero dejémoslo en Murray) y la increíble Pauline Oliveros y su Deep Listening (...just listen.), que hace del oído un medio de meditación...
Eso nos puede ayudar más con la educación no solo musical.