En un artículo en el Dallas Morning News se describe como la música "clásica" cambió hace treinta años con la desaparición del estatus de celebridad otorgado a los compositores de este género. Aparte de ser un viaje hacia un pasado que algunos extrañan, el artículo señala cómo hoy día estamos en un mundo parecido al descrito en Brave New World de Aldous Huxley - un mundo saturado de información (podcasts, iTunes, iPod, blogs, vlogs, Film&Arts, Mtv, VH1, internet, youtube.com, etc.) en donde podemos acceder a una cantidad de música impensable aún para nuestros antepasados más cercanos. Esta cantidad de música es desbordante, apabullante y a veces intoxicante.
Hoy nuestro ritmo de vida es tan acelerado y la cantidad de información a la que podemos acceder es de tal magnitud, que no sé si ese pasado nostálgico, en el que la información a la que accedíamos era seleccionada por editores especializados (los tastesetters), era un mundo mejor. Hoy hasta yo tengo mi púlpito, desde donde hablo y juzgo, produciendo más información para absorber.
Aprender a dominar toda esta información es tal vez el gran reto de este principio de siglo - nunca antes había tenido una persona tanto acceso al conocimiento universal (y también al embrutecimiento de los realities, Paulo Coelho y el resto de la pandilla). Por ahora los dejo con este granito de mi contribución al ruido mediático: si quieren comprar unos tres buenos discos de vacaciones compren la colección de Baltic Voices (Vols. 1, 2 y 3), una colección de obras corales de los países bálticos. Las obras son interpretadas por el Coro Filarmónico de Cámara de Estonia bajo la dirección de Paul Hillier. Son los tres discos que espero poder disfrutar a final de año cuando las responsabilidades se reducen y las noticias se concentran principalmente en hablar de las tradiciones navideñas y de fin de año que ya todos conocemos.
PD
Una persona me preguntó en un comentario a una entrada pasada acerca de la opinión que me merecen los nuevos compositores latinoamericanos. Específicamente me preguntó por Golijov y Catán. Pues así rapidito... me fascinan. De Golijov, para quienes no lo conozcan, consíganse las grabaciones de Ainadamar, Ayre, Yiddishbuk y, si se dan mañas, de St. Mark's Passion - esta música es electrizante.
Hoy nuestro ritmo de vida es tan acelerado y la cantidad de información a la que podemos acceder es de tal magnitud, que no sé si ese pasado nostálgico, en el que la información a la que accedíamos era seleccionada por editores especializados (los tastesetters), era un mundo mejor. Hoy hasta yo tengo mi púlpito, desde donde hablo y juzgo, produciendo más información para absorber.
Aprender a dominar toda esta información es tal vez el gran reto de este principio de siglo - nunca antes había tenido una persona tanto acceso al conocimiento universal (y también al embrutecimiento de los realities, Paulo Coelho y el resto de la pandilla). Por ahora los dejo con este granito de mi contribución al ruido mediático: si quieren comprar unos tres buenos discos de vacaciones compren la colección de Baltic Voices (Vols. 1, 2 y 3), una colección de obras corales de los países bálticos. Las obras son interpretadas por el Coro Filarmónico de Cámara de Estonia bajo la dirección de Paul Hillier. Son los tres discos que espero poder disfrutar a final de año cuando las responsabilidades se reducen y las noticias se concentran principalmente en hablar de las tradiciones navideñas y de fin de año que ya todos conocemos.
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Una persona me preguntó en un comentario a una entrada pasada acerca de la opinión que me merecen los nuevos compositores latinoamericanos. Específicamente me preguntó por Golijov y Catán. Pues así rapidito... me fascinan. De Golijov, para quienes no lo conozcan, consíganse las grabaciones de Ainadamar, Ayre, Yiddishbuk y, si se dan mañas, de St. Mark's Passion - esta música es electrizante.
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