El viernes pasado la Orquesta Filarmónica de Bogotá tuvo su primer concierto del año. Además de servir como plataforma para presentar los logros del 2006 y los proyectos del 2007, el concierto fue el estreno oficial de Eduardo Diazmuñoz como director artístico de la Orquesta. La Orquesta interpretó el Preludio a la siesta de un fauno y Nocturnos de Debussy en la primera parte del concierto. Debussy es un compositor cuyas obras son aparentemente sencillas. Sin embargo, son más bien engañosas, complejas por el manejo de sus múltiples capas y texturas y, en últimas, obras que dejan al descubierto lo bueno y lo malo de un ensamble sinfónico. Ese fue el caso del concierto del viernes. En estas dos obras la orquesta sonó desarticulada, como si cada sección fuese una rueda suelta y algunos solistas caballos de un carruaje sin conductor. Esto es claramente el resultado de los últimos tres años de trabajo bajo la dirección de Irwin Hoffman. A pesar de que considero que los tiempos de Diazm...