Llega febrero y arrancan las entidades culturales a trabajar. La Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia ya inició su temporada en el Teatro Colsubsidio, la Orquesta Filarmónica llegó de una breve gira por Boyacá y ya dio un par de conciertos, y este miércoles inicia su temporada la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Por cuestiones de salud sólo he podido asistir al concierto del viernes 18 de febrero de la Orquesta Filarmónica en el Auditorio Fabio Lozano de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Para empezar toca decir que el programa demostró lo mal diseñado que quedó el auditorio si se tiene en cuenta que fue diseñado para presentar conciertos de orquestas sinfónicas. Para poder caber, la primera fila de sillas tuvo que ser retirada, pero no hubiera venido mal retirar un par más. Así mismo, hubiera sido preferible dejar el balcón detrás del escenario para el coro que cantó en la primera obra, pues casi no tenían como respirar sobre el apretujado espacio que quedaba entre el piano y la pared. Es sorprendente que aún nadie se haya atrevido a hacer una crítica evaluación de este nuevo espacio. ¿Es realmente una joya de la arquitectura o un verdadero cúmulo de errores? Para empezar, antes de diseñar no hubiera sobrado una visitica al escenario del Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional. Por lo menos se tendría el escenario necesario para presentar a cualquiera de las dos orquestas que tiene la capital.
Pero bueno... a la música. La primera obra, All Things Shining... del compositor colombiano Fernando Rincón desilusionó a más de uno y OJO, no por la obra sino por... a) la lánguida interpretación que le dio Irwin Hoffman y b) porque la gente que colmó el auditorio (se sobrevendió la boletería y más de uno estaba molesto) estaba ahí para escuchar al pianista polaco Janusz Olejniczak. A la mitad de la obra el público ya estaba cansado y no podía esperar a que movieran el piano hacia la mitad del escenario. Un error realmente de programación. El único logro con este público, mucho del cual conoció el Auditorio y la música del compositor por primera vez, fue desanimarlo a escuchar obras contemporáneas. Realmente, fue una dosis mal dada, repito, no por la obra sino por lo que con ella hizo la orquesta.
Pasamos pues al plato fuerte, el Concierto para piano No. 1 de Prokofiev. Poco se puede decir sobre la interpretación del solista, excepto que gracias a sus tres bises el público pudo apreciar sus cualidades interpretativas. Irwin Hoffman cayó sobre el pianista como Thor usando una orquesta a manera de martillo. ¡Es que no se pudo apreciar nada con el volumen aplastante con que tocó la Orquesta!
Debo admitir que hasta ahí llegó mi visita al concierto. No tuve muchas ganas de quedarme a apreciar la SinfonÃa No. 3 "Órgano" de Saint-Saëns, la cual en esta ocasión seguramente fue rebautizada como la Sinfonía "Clavinova". En serio, ¿cuándo será que Bogotá podrá disfrutar de esta gran sinfonía, de Zarathustra y ni hablar de la Octava de Mahler como debe ser?
Este fin de semana viene Francisco Rettig a dirigir la Filarmónica. Podremos disfrutar, como por sexto año consecutivo de la Eroica de Beethoven -gracias a Dios, ¡qué tal que este año no la tocaran! Yo por lo menos espero que mi experiencia del fin de semana pasado haya sido una excepción y que a medida que pasa el año la vida musical de esta inmensa ciudad nos enriquezca y produzca orgullo por nuestra capital. Próxima parada: el comienzo de temporada de la Luis Ángel Arango con la Coral Santa Cecilia bajo la dirección de Alejandro Zuleta. ¡Que la Santa nos bendiga en lo que falta del 2005!
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