Pensaba escribir el domingo pero acabo de leerme una fascinante columna. Según el autor el aparatico que aparece aquí, el famoso iPod, será la nueva manera de distribuir música de manera física. El iPod edición The Beatles, el iPod vendiéndose a la salida de los conciertos de un grupo, etcétera. ¿Se imaginan, salir de un concierto y encontrar un iPod shuffle con la más reciente grabación del Kronos Quartet y un iPod de mayor capacidad con toda la discografía del cuarteto? ¿Será que la palabra discografía desaparecerá? ¿Cuál es la iPodgrafía de Joshua Bell?
Wolfgang Seifen Anoche estuve en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango escuchando al organista Wolfgang Seifen . Con una introducción hablada (y traducida al español) invitó al público a acompañarlo a un viaje hacia lo desconocido. Ni él ni el público sabían qué iba a ocurrir pues Seifen iba a improvisar piezas en el órgano, piezas con formas previamente definidas (toccata y fuga, fantasía y fuga, corales, y una sinfonía de cinco movimientos). El órgano es un instrumento extraño. Es difícil, tal vez imposible, encontrar dos órganos iguales, lo cual hace que un concierto de este instrumento sea todo una aventura, así sea un concierto de obras de la literatura. Fue muy inusual la experiencia de anoche, vivir la creación de obras barrocas y románticas en el siglo XXI, obras que dejaron de existir anoche también. La última obra, la sinfonía, usó cuatro temas de música popular colombiana. Me llevó a pensar en los distintos esfuerzo que hay en el país por acercar o juntar...
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