
La noticia ya se conoce en internet como el Hatto-gate y, dado que fue descubierto gracias a que el iTunes de un aficionado identificó un disco de Hatto como uno de Laszlo Simon, pone de relieve lo difícil que es para el oído humano distinguir las sutilezas entre piezas con ligeras alteraciones. Este incidente provoca además una delicada pregunta: ¿hasta qué punto vale la pena seguir grabando y vendiendo grabaciones de obras de las cuales ya hay múltiples -y muy buenas- interpretaciones?
- Artículo del NY Times
- Columna en el NY Times
- Más Joyce Hatto
- Comparación de las grabaciones originales con las de Hatto
Actualización 6:36pm...
¡EXTRA! La confesión del marido de Hatto.
Comentarios
Lo de la identifricación de los discos de iTunes no se hace por medio de análisis de la música. iTunes (o cualquier otro cliente de CDDB, una base de datos de discos) leen el número de pistas y las duraciones, nada de el contenido del audio en sí.