El lunes 25 de julio se presentó en Bogotá la Orquesta Juvenil de las Américas. A quienes reciben los correos de BogoMusic les había recomendado este concierto como el concierto del mes por tres razones: 1) no son muchas las orquestas que nos visitan al país; 2) esta orquesta en particular nos permitiría comparar el nivel de nuestros músicos juveniles y; 3) Gabriela Montero la pianista venezolana que aparece en la foto a la izquierda iba a ser la solista.
La orquesta se describe a si misma de la siguiente manera (mi traducción): "la Orquesta Juvenil de las Américas es una orquesta sinfónica multicultural de talla internacional [world class] con 110 talentosos jóvenes músicos de países del continente occidental. La Orquesta Juvenil de las Américas es una institución sin ánimo de lucro que provee una oportunidad única para que músicos jóvenes ensayen y actúen bajo la batuta de directores importantes y reciban coaching [entrenamiento y asesoría] de un cuerpo de profesores excepcional conformado por músicos distinguidos de todo el continente americano. El programa de un año incluye periodos intensivos de ensayo, tures de concierto en los auditorios de mayor renombre y festivales del continente, y un programa de colaboración comunitario que le permite a los músicos de la Orquesta comunicarse e interactuar con estudiantes y miembros de la comunidad en todo el hemisferio y más allá".
La orquesta es un programa de enriquecimiento académico que le permite a músicos jóvenes practicar y mejorar sus habilidades como músicos de ensamble. Se podría decir que ésto fue aparente en el concierto del lunes pasado. Aunque sólo asistí a la primera mitad del concierto, es claro que la Orquesta reúne a un grupo de músicos muy talentosos y con mucho futuro. No hubo desafinaciones ni pasajes que lo pusieran a uno a colgar del techo. Sin embargo, es una orquesta que no suena bien ensamblada, no tiene un sonido parejo y muchas veces parecieran chocar unas secciones con otras. Esto es parte del ejercicio de una orquesta de éstas - atravesar el proceso de llegar a tener un sonido característico que la identifique y le permita exprimir una partitura hasta la última gota.
Lo que describo fue muy claro en la Rapsodia sobre un tema de Paganini en donde el acompañamiento fue tímido, inseguro y poco sólido como cimiento de una obra con solista. Estos son todos aspectos que requieren muchos años de trabajo y un liderazgo artístico constante y de calidad. No deja de ser importante la existencia de esta orquesta y la idea de integrar a un continente tan desarticulado en torno a un proyecto cultural que presente a sus más prometedores músicos bajo talentosas batutas (en esta ocasión el mejicano Carlos Miguel Prieto) y acompañando a brillantes solistas como Gabriela Montero.
Montero es una pianista fuera de serie y su presencia en Bogotá ameritaba un Teatro Colón lleno. Es una música fantástica. Tiene 'los dedos' y la sensibilidad para brindar una Rapsodia sobre un tema de Paganini precisa y expresiva pero además tiene el don de absorber, hacer propios y reinterpretar distintas expresiones musicales en tejidos espontáneos y brillantes llamados improvisaciones. A manera de bises, Montero invitó al público a sugerirle temas sobre los cuales improvisaría. No debe ser la primera vez que le sugieren este tema, pero improvisó sobre la canción infantil de Los pollitos y, tras repetidos aplausos, como segundo bis improvisó sobre La pollera colorá. Fugas, pequeñas sonatinas, y alegorías a Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba, y Keith Jarrett dieron trascendencia a temas que muchos considerábamos ya definidos en nuestra memoria auditiva.
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PD
El final de la Temporada Sinfónica 2005 tendrá a Wolfgang Amadeus Mozart y Johann Strauss como invitados especiales. De esta manera se le rendirá homenaje a dos de los compositores austríacos que más aportaron a la música clásica.
El Tiempo, 28 de julio de 2005
R/ Porque por ejemplo Haydn, Schubert, Schoenberg y Berg, entre otros, no aportaron casi nada, ¿o sí?
La orquesta se describe a si misma de la siguiente manera (mi traducción): "la Orquesta Juvenil de las Américas es una orquesta sinfónica multicultural de talla internacional [world class] con 110 talentosos jóvenes músicos de países del continente occidental. La Orquesta Juvenil de las Américas es una institución sin ánimo de lucro que provee una oportunidad única para que músicos jóvenes ensayen y actúen bajo la batuta de directores importantes y reciban coaching [entrenamiento y asesoría] de un cuerpo de profesores excepcional conformado por músicos distinguidos de todo el continente americano. El programa de un año incluye periodos intensivos de ensayo, tures de concierto en los auditorios de mayor renombre y festivales del continente, y un programa de colaboración comunitario que le permite a los músicos de la Orquesta comunicarse e interactuar con estudiantes y miembros de la comunidad en todo el hemisferio y más allá".
La orquesta es un programa de enriquecimiento académico que le permite a músicos jóvenes practicar y mejorar sus habilidades como músicos de ensamble. Se podría decir que ésto fue aparente en el concierto del lunes pasado. Aunque sólo asistí a la primera mitad del concierto, es claro que la Orquesta reúne a un grupo de músicos muy talentosos y con mucho futuro. No hubo desafinaciones ni pasajes que lo pusieran a uno a colgar del techo. Sin embargo, es una orquesta que no suena bien ensamblada, no tiene un sonido parejo y muchas veces parecieran chocar unas secciones con otras. Esto es parte del ejercicio de una orquesta de éstas - atravesar el proceso de llegar a tener un sonido característico que la identifique y le permita exprimir una partitura hasta la última gota.
Lo que describo fue muy claro en la Rapsodia sobre un tema de Paganini en donde el acompañamiento fue tímido, inseguro y poco sólido como cimiento de una obra con solista. Estos son todos aspectos que requieren muchos años de trabajo y un liderazgo artístico constante y de calidad. No deja de ser importante la existencia de esta orquesta y la idea de integrar a un continente tan desarticulado en torno a un proyecto cultural que presente a sus más prometedores músicos bajo talentosas batutas (en esta ocasión el mejicano Carlos Miguel Prieto) y acompañando a brillantes solistas como Gabriela Montero.
Montero es una pianista fuera de serie y su presencia en Bogotá ameritaba un Teatro Colón lleno. Es una música fantástica. Tiene 'los dedos' y la sensibilidad para brindar una Rapsodia sobre un tema de Paganini precisa y expresiva pero además tiene el don de absorber, hacer propios y reinterpretar distintas expresiones musicales en tejidos espontáneos y brillantes llamados improvisaciones. A manera de bises, Montero invitó al público a sugerirle temas sobre los cuales improvisaría. No debe ser la primera vez que le sugieren este tema, pero improvisó sobre la canción infantil de Los pollitos y, tras repetidos aplausos, como segundo bis improvisó sobre La pollera colorá. Fugas, pequeñas sonatinas, y alegorías a Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba, y Keith Jarrett dieron trascendencia a temas que muchos considerábamos ya definidos en nuestra memoria auditiva.
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PD
El final de la Temporada Sinfónica 2005 tendrá a Wolfgang Amadeus Mozart y Johann Strauss como invitados especiales. De esta manera se le rendirá homenaje a dos de los compositores austríacos que más aportaron a la música clásica.
El Tiempo, 28 de julio de 2005
R/ Porque por ejemplo Haydn, Schubert, Schoenberg y Berg, entre otros, no aportaron casi nada, ¿o sí?
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