El viernes 15 y sábado 16 de julio se presentó la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez. Estuve en el concierto del sábado 16 - un concierto que fue entretenido pero que lastimosamente contó con muy poco público. Al ojo me atrevo a decir que el teatro estaba al 40% de capacidad, cosa que debe ser de preocupación no sólo para la Orquesta sino también para la administración del Teatro.
El concierto, dirigido por el norteamericano Charles Peltz, fue bueno. No incluía obras de mayor exigencia técnica mas sí de mucha exigencia interpretativa en lo pasional/emocional.
Inició el concierto con la Introducción y Danzas de la Vida Breve de Manuel de Falla, que contó con un buen manejo de dinámicas aunque algunos subito pianos podían haber sido más exagerados para darle un mayor contraste a la obra. Lo que más me gustó fue que la percusión -teniendo toda la posibilidad de salirse de control- fue discreta y acertada. Desafortunadamente los metales siguen siendo el mayor lunar en el sonido de la Orquesta.
También de de Falla, El Amor Brujo es una de esas obras cuyo nombre es tal vez más famoso que su música. Personalmente no es una obra que me seduzca. Tal vez fue la obra con más desaciertos en todo el programa. La mezzo-soprano Martha Senn estuvo bien aunque en su primera intervención fue oscurecida por la Orquesta, no sé si por una falta de balance en la dirección, fallas acústicas del teatro o una falta de enfoque en la voz de la cantante (que estuvo mucho más presente y enfocada en sus siguientes dos intervenciones). En general, sin haber sido mala, la actuación de Senn careció del carácter y energía que se le ha visto en otras actuaciones, así como de una dicción más precisa. Por otro lado, los solos de cello y de violín (Danza del fuego fático) dejaron mucho que desear en precisión en la afinación y sobretodo en carácter seductor.
La Oración al Torero, obra compuesta para orquesta de cuerdas por Joaquín Turina y que yo no conocía, tuvo una interpretación sobria y delicada. Me hubiera gustado que el final hubiese sido tratado con más solemnidad y cuidado en los cortes y mayor precisión y calidad en los pianissimos - ¡era al fin y al cabo el final de una oración!
Finalmente, las Danzas Fantásticas -también de Turina- cerraron la noche. Vale la pena anotar que el lenguaje español de las piezas a esta altura del concierto ya sonaba redundante, repetitivo y caricaturesco - uno de los riesgos de armar una programación orientada hacia un estilo. Nuevamente la intervención del cello solo falló en precisión de afinación y calidad del sonido, tal vez una indicación de la ausencia de un trabajo recurrente en el repertorio sinfónico tradicional.
El concierto le gustó al público pero dejó clara la gran necesidad que tiene la Orquesta de conseguir un concertino de planta - es imposible que la Orquesta siga dependiendo de visitas esporádicas de Carlos Villa y Frank Preuss. Así mismo, es imperativo que la Orquesta y el Teatro examinen profundamente qué es lo que está generando tan baja asistencia pues es insostenible, improductivo y deprimente asistir a un concierto con tantas sillas vacías.
--------------------------------------
PD 1
El programa de mano no incluyó las letras de El Amor Brujo - lástima.
PD2
He complementado mi entrada del 3 de junio acerca del recital de David Garrett con enlaces a diferentes reseñas de sus conciertos en Latinoamérica para quien esté interesado
Comentarios