Tonos Humanos
El domingo pasado fui a la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango a escuchar a Tonos Humanos, el coro dirigido por Cecilia Espinosa. Finalistas de varios concursos internacionales y ganadores el año pasado del trofeo dorado del XVI Concurso Internacional de Coros de Malta, Tonos Humanos presentó uno de los más agradables conciertos que yo haya presenciado este año en Bogotá. Fue agradable por diversos motivos: el equilibrio en el programa, la variedad de obras y la calidad del trabajo.
El programa estuvo dividido en dos partes: música sacra y música profana. La primera parte del programa fue, de lejos, la más sólida y la más variada, incluyendo obras de Finzi, Charles Stanford, Tavener, Leo Nestor, Pärt, Petr Eben, Poulenc y Monteverdi. Con un gran énfasis en el repertorio inglés del siglo XX, esta parte del programa fue interpretada con sobriedad, gran dominio de las partituras y con una gran unidad en la calidad del sonido. El Magnificat a seis voces de Monteverdi antecedió al intermedio pero lastimosamente rompió un poco la cohesión del programa pues fue la única obra que requirió acompañamiento - de órgano en este caso.
La segunda parte, al incluir música profana, fue obviamente mucho más variada en los estilos. Incluyó un par de madrigales de Monteverdi brillantemente interpretados, una maravillosa obra de Rodolfo Halffter titulada Tres epitafios a la muerte de Don Quijote, Dulcinea y Sancho Panza, una obra de Britten, un arreglo de Xavier Zentner de Milonga del Ángel de Piazzolla y un arreglo del negro espiritual Steal Away.
El trabajo de Cecilia Espinosa es de resaltar. El coro responde muy bien a sus indicaciones y, a pesar de no contar con las voces más destacadas, logra desarrollar un balance y un gran compromiso en torno al proyecto musical. Toca reconocer que hubo momentos en que algunas voces individuales no brillaron como brilló el coro en su conjunto y que la pronunciación del inglés tiene espacio para mejorar - qué gran diferencia en la proyección del sonido cuando cantaron en español. Sin embargo, la dicción, las entradas y los cortes fueron muy buenos - cosa que no es común en todos los coros.
La sala estaba por ahí a un tercio de capacidad, lo cual es una pena. Quienes no fueron se perdieron de un trabajo profesional, retador, iluminante y que, al ser de Medellín, no está disponible con frecuencia en Bogotá.
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