El martes pasado se presentó en el Teatro Colón la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador. Incluyó en su programa la Obertura Carnaval de Dvorák, la Suite del ballet "Aborigen" del compositor ecuatoriano Luis H. Salgado, el poema sinfónico Rumiñahui compuesto por el director de la orquesta, Álvaro Manzano, y la Sinfonía No. 4 de Tchaikovsky.
El programa empezó de manera puntual con un discurso del embajador del Ecuador en Colombia. Obviamente para el Ecuador no es ninguna sencillez invertir en una gira de este tipo, que lleva a la orquesta por Ecuador, Colombia, Venezuela y Costa Rica. Si el concierto lo abrió este discurso es porque mediante esta gira el Ministerio de Educación y Cultura del Ecuador busca un gesto de reciprocidad y mutuo interés de parte de los países que la orquesta está visitando. Sin embargo, el funcionario más alto del gobierno colombiano presente en el concierto fue la siempre presente directora del Teatro Colón, Amalia De Pombo. Ni el presidente, ni la Ministra de Cultura. Lo traigo a colación porque quién sabe si otros gobiernos le jalen a traer sus orquestas si ni el gobierno ni la prensa les para bolas (el martes El Tiempo publicó una escuálida nota diciendo que el concierto era gratis).
Pasando a la música, es sorprendente que la orquesta haya sido fundada en 1949 (dio su primer concierto en 1956). Sorprendente porque siendo la Filarmónica de Bogotá (1967) y la Sinfónica Nacional de Colombia (2003) orquestas más jóvenes, éstas tienen mejores músicos y mejores cualidades interpretativas. El martes, la Obertura Carnaval, una de las oberturas más divertidas de Dvorák sonó bien, sin descrestar a nadie, estando ausente su fortaleza y altivo tempo. La segunda obra, la Suite del ballet "Aborigen" estuvo bien tocada sin ser ésta una obra de alto perfil sino algo más ligero, con algunos temas paisajistas. La obra de Álvaro Manzano es definitivamente la que menos encaja en un programa de giras como éste. La obra tiene una estructura un poco ingenua, transiciones aparatosas y, por lo menos en la interpretación del martes, una destacada falta de fuerza emocional.
Cerrando el programa, la orquesta interpretó la Sinfonía No. 4 de Tchaikovsky. A mí me impresiona cómo este tipo de obras son las que dejan al descubierto a una orquesta. Estas obras, que han sido por años parte del repertorio estándar de una orquesta, que son reconocidas como obras obligatorias para cualquier ensamble sinfónico, son el tipo de obras que incluyen en sus movimientos pequeños elementos que ponen a prueba la musicalidad y destreza de una agrupación orquestal. En la interpretación de la Sinfónica Nacional del Ecuador, durante el segundo movimiento, los pianissimos y las delicadas entradas de los vientos no dieron a la obra la fluidez necesaria para hacerla atractiva. En el tercer movimiento, cuando las cuerdas tocan en pizzicato, la obra se tornó lenta y aburrida. Afortunadamente, la obra cierra con un gran Allegro con fuoco que hace que hasta los niños se despierten a aplaudir borrando cualquier impresión anterior.
Me acordaba de un programa de televisión, American Idol, en el que los concursantes compiten por un contrato de grabación y cada semana tienen distintas presentaciones cantando diferentes repertorios, un poco con la idea de que muestren su versatilidad interpretativa. Hay un miembro del jurado que suele ser muy objetivo y franco, el productor británico Simon Cowell, quien le dijo a un concursante que le parecía un poco engañoso que siempre terminara sus canciones cantando muy bien unas notas altísimas en éxtasis cuando más de la mitad de la canción la había cantado de manera desafinada e irrelevante. Pues bien, eso fue lo que pasó con la sinfonía de Tchaikovsky y en general con todo el programa.
Estas giras son importantes, sobretodo en nuestro continente donde, a pesar de vivir unos al lado de otros, escasamente sabemos quá está pasando con el vecino. ¿Alguien sabe cuáles son las orquesta del Perú, de Bolivia, del Brasil, de Venezuela? ¿Qué están tocando esta semana? Ojalá el Ministerio de Cultura gestionara la visita de más orquestas, que la Alcaldía de Bogotá apoyara una gira de la Filarmónica no solamente por Boyacá -como lo hizo a principios de año- sino por otras ciudades y países, y que la Sinfónica se plantee la importancia de llevar un repertorio de más peso cuando sale del país (el año pasado tocó en Venezuela el programa Viaje musical por Colombia.
PD1
Esta nota la había preparado antes de la caída del presidente Lucio Gutiérrez. Tanto esfuerzo por mejorar la imagen del país...
PD2
Anoche estuve escuchando al Cuarteto Keller en la Luis Ángel Arango. En futuras programaciones quiero menos Mozart y más Ligeti - sensacional la interpretación de su Segundo cuarteto (incluyendo un merecido 'regaño' a dos dueños de teléfonos celulares).
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