La Universidad Nacional estará sin agua hoy y mañana y sus directivas han decidido cerrarla por dos días - tienen toda la razón. Sin embargo, ¿qué va a pasar con los ensayos de la Orquesta Filarmónica hoy y mañana?
Este es el tipo de cosas con las que tiene que lidiar una Orquesta que no tiene sede propia (volviendo al tema de ayer). La Orquesta se entera de este tipo de decisiones muchas veces por la prensa, cuando darle una solución a un problema puede ser ya imposible. Imagínense tratar de conseguir a las 9:00pm de un martes un lugar de ensayo con buena acústica, sin interferencia de otros sonidos y que acomode a 97 músicos, cada uno con su respectiva silla e instrumento. Si a esa hora usted decide tratar de conseguir baños portátiles es posible que le toque esperar hasta las 8am del día siguiente para gestionar el permiso de entrada e instalación de los mismos en la universidad.
Siempre que uno toca estos temas no falta quien dice, "pues que no ensayen dos días y no pasa nada". Díganle eso al director que está montando El mandarín maravilloso a ver qué cara les pone. Tampoco falta quien dice que no pasa nada si los músicos hacen un esfuerzo y ensayan así no haya agua. ¿Qué cara le haría usted a su jefe si le saliera con eso?
La Orquesta tiene una seria necesidad de un espacio propio, no sólo por la facilidad que le daría en su vida diaria (casos como el de hoy) sino por el impacto que ésto tendría en su capacidad de relacionarse con su ciudad, que es, al final de cuentas, la razón de su existencia.
Wolfgang Seifen Anoche estuve en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango escuchando al organista Wolfgang Seifen . Con una introducción hablada (y traducida al español) invitó al público a acompañarlo a un viaje hacia lo desconocido. Ni él ni el público sabían qué iba a ocurrir pues Seifen iba a improvisar piezas en el órgano, piezas con formas previamente definidas (toccata y fuga, fantasía y fuga, corales, y una sinfonía de cinco movimientos). El órgano es un instrumento extraño. Es difícil, tal vez imposible, encontrar dos órganos iguales, lo cual hace que un concierto de este instrumento sea todo una aventura, así sea un concierto de obras de la literatura. Fue muy inusual la experiencia de anoche, vivir la creación de obras barrocas y románticas en el siglo XXI, obras que dejaron de existir anoche también. La última obra, la sinfonía, usó cuatro temas de música popular colombiana. Me llevó a pensar en los distintos esfuerzo que hay en el país por acercar o juntar
Comentarios